Medicamentos en el embarazo

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Medicamentos en el embarazo.

Nueve meses de embarazo sin medicamentos es una meta difícilmente conseguible. Sin embargo es lo que toda mujer gestante desea, por la convicción de que todo fármaco es potencialmente peligroso para el feto. Este pensamiento está alentado en parte por la peligrosa sabiduría popular, y en parte por el consejo médico, que se protege eventualmente de demandas judiciales diciendo “no” en lugar de “no lo sé” en caso de duda sobre el potencial peligro de un medicamento.

La probabilidad de malformaciones congénitas es mayor durante las siete primeras semanas de embarazo, a partir de esa fecha afectan más al crecimiento que a la estructura. Se ha establecido una clasificación de los medicamentos en atención a su peligrosidad para el feto:

Grupo A: Fármacos muy probados, sin riesgo.

Grupo B: Fármacos menos probados, sin riesgo detectado.

Grupo C: Fármacos que pueden producir daños —no malformaciones— reversibles.

Grupo D: Fármacos  que pueden producir daños o malformaciones irreversibles

Grupo X: Fármacos que producen con certeza daños o malformaciones irreversibles.

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Muchos medicamentos útiles para procesos habituales se encuentran dentro de los dos primeros grupos; los fármacos del grupo C requieren una prescripción médica en la que se sopesen beneficio y riesgo. Hay que ponerse en la situación de una mujer embarazada (sobre todo si es la primera vez que lo está) para comprender su angustia si ante una sinusitis escucha que “no puede tomar nada”. ¿Qué pasa si tiene una fractura y debe ser intervenida?  Serán necesarios anestesia, analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos… Si es hipertensa o diabética deberá tomar su medicación habitual, ¿significa ello un serio riesgo para su bebé? Hay que pensar que no, porque esa situación u otras de mayor gravedad se dan con frecuencia y se resuelven con normalidad y sin consecuencias…

Como cualquier médico de familia he seguido de cerca a muchas gestantes, y estoy convencido de que el miedo es más perjudicial para el embarazo que un fármaco sensatamente indicado. También creo que cualquier prescripción debe acompañarse de una explicación clara y concisa de los beneficios y posibles consecuencias de la toma del medicamento. La mejor fuente de información será la consulta con el ginecólogo o el médico de cabecera, antes que los prospectos o internet. Por eso: Prudencia siempre, miedo nunca.

Dr. José María Esteve Barcelona